Generosidad: La importancia de dar…
Nicanor decía a sus amigos: ” Si yo tuviera dos casas daría una para los pobres. Si yo tuviera dos automóviles, daría uno para los pobres. Si tuviera dos campos, daría uno para los pobres”. Y los otros le preguntaban: ” ¿ Y si tuviera dos gallinas ? – Si tuviera dos gallinas, no daría ninguna para los pobres . ¿ Por qué ? Porque las dos gallinas sí las tengo”.
Qué fácil es hacerse ilusiones de que si fuéramos más ricos, daríamos mucho, y mientras tanto quedarnos sin DAR lo suficiente de aquello que sí tenemos. Proverbios 11, 25 dice: ” El que es generoso, prospera; el que da, también recibe”
Muchas veces, damos esperando recompensa, y ahi está el error..
Cuenta una historia que un mendigo comenzó a pedir limosna a la gente y anotaba en una lista cuanto le había dado cada uno.. a los pocos días todas estas personas fueron llamadas al castillo del rey y se encontraron con una gran Sorpresa. Un banquete los esperaba y sobre la mesa de cada uno había 50 veces mas de lo que habían dado al mendigo días antes. Resulta que aquel mendigo, era el Rey disfrazado, que intentaba recompensar a las personas mas generosas de la ciudad.
La generosidad del ser humano es el hábito de dar y entender a los demás.
La generosidad puede ser tiempo, dinero, trabajo, para otros, sin esperar recompensa alguna.
Si Dios es generoso!! Acaso nosotros no deberíamos serlo??
“Más bienaventurado es dar que recibir” (Reina Valera-Revisión 1960)
Todos tenemos mucho para dar, y con solo mirar alrededor veremos la cantidad de personas dispuestas a recibir. Solo es cuestión de abrir el corazón..
Pero la intención no es dar lo que nos sobre, eso si es fácil. Buscamos en el ropero la remera desteñida, con dos o tres agujeritos y la regalamos.. Amigos, déjenme decirles que eso no es ser GENEROSO.
Ser generoso es entregar nuestros bienes cuando son lo único que tenemos, sabiendo que a alguien le será mas útil.
Ser generoso es dar nuestro tiempo, cuando no lo tenemos, es prestarle el oído a alguien para escucharlo y resignar horas de sueño..
Ser generoso es difícil, si buscamos excusas para no serlo encontraremos miles.. “no me alcanza, no tengo, no lo necesita, no me interesa, etc, etc..”
Debemos enfrentar que el ser humano es básicamente egoísta, “agarrado”, y altamente renuente a “dar el dinero duramente merecido!”
“Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir.” (Reina Valera—Revisión 1960)
Tomemos estos Principios:
Principio #1: Para recibir, primero debes dar. Esta es exactamente la misma lección que tratamos de enseñarles a nuestros pequeños acerca del compartir. Es un simple concepto, pero muy difícil de poner en práctica por nuestra naturaleza pecaminosa.
Principio #2: Cuando das—con la correcta motivación—recibirás en abundancia de la bondadosa mano de nuestro Señor. Note que El usa una ilustración agrícola para llegar al punto: “….medida buena, apretada, remecida y rebosando…”
La imagen que Dios quiere que veamos es la de grano vertido en un recipiente. Para asegurar la generosidad, el grano es dado en “buena medida” —abundantemente vertido con la intención de llenar el recipiente hasta el borde, con ni siquiera una insinuación de tacañería. “Apretada y remecida”—esto elimina los espacios de aire entre los meollos individuales de grano y lleva al máximo la cantidad dada. Finalmente, el verter continúa hasta que el recipiente se derrame—”rebosando”—y rocíe el suelo! El Rey David, “el tierno salmista de Israel”, habló de una bendición similar en Salmos 23:5 cuando dijo, “….mi copa está rebosando…”
Principio #3: La bendición del Señor será proporcional a la cantidad que des. En otras palabras, tu unidad de medida determinará el tamaño de la bendición. Si eres tacaño, no esperes que lo que retorne sea abundante. ¡Este es precisamente el corazón del “secreto” que elude la mayoría de los Cristianos y causa que ellos vivan como pobres espirituales cuando todas las riquezas del cielo están ahí para ser utilizadas!
Somos Mayordomos de un Dios vivo y verdadero y El espera que nosotros usemos sus recursos abundantemente—Primero y antes que todo, para el beneficio de otros y luego de nosotros.
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