Del Campeonísimo Necaxa

 
Ricardo Gomez
 
Apenas despuntaba la década de los años treinta, un equipo del futbol mexicano comenzaba a forjar su leyenda: El Necaxa.
En la llamada Calzada de los Cuartos –Hoy Obrero Mundial- se levantaba una excelente cancha de futbol. Moderna para su época, con un un magnífco pasto inglés y casa club de dos pisos. En la parte alta funcionales vestidores para los jugadores, tanto locales como visitantes, un departamento médico, un salón de baile que fungía también como restaurante y en ocasiones como cinematógrafo y por supuesto baños. En la parte baja, baños para damas y caballeros y una tienda.


El inmueble contaba con 29 filas de gradas que rodeaban la cancha, según las crónicas, tenía una “perfecta visibildad ya sea desde las tribunas de sol o desde las de sombra” Las gradas eran de estructura tubular y maderas finas. Contaba con caseta para árbitros y oficinas para los directivos. El llamado Parque Necaxa era un verdadero deleite de los aficionados.


El Necaxa de esta década, que ya tenía algunos años pateando un balón, de esos duros de cuero, convirtió en magia al futbol. Dicen quienes lo vieron jugar, que era un equipo que lo hacía por nota.

Pocos equipos lograban ya no digamos arrebatarle un título, sino salir sin raspones de la cancha necaxista.

En la temporada 1932-1933, vencieron en la final al Atlante con un marcador contundente de 9-0, lo que hace ver lo fuerte que se encontraba el equipo.

En la temporada 1934-1935, el conjunto de los llamados Once Hermanos –por lo bien que se entendían en la cancha- goleó prácticamente a todos los equipos de la liga. Logró una racha de 13 ganados de sus 15 encuentros. Sólo evitaron su perfección el Asturias, con el que empató (2-2) y el España (0-3), único equipo que logró vencerlo.

Ese año de 1935, la Federación lo disfrazó de selección nacional y ganó los Juegos Centroamericanos, celebrados en El Salvador, lo que representó el primer título internacional para nuestro país.

Al término de este certamen, el equipo recibió con justicia el título de “Campeonísimo” ya que en un solo año había conquistado la Liga, la Copa, el III Campeonato Nacional, representando al D.F. y el Campeón Centroamericano.

Pero esto no terminaba, en la temporada 1936-1937 el Necaxa ganó nuevamente la Liga y su delantero Hilario “El Moco” López el título de goleo. Repitió con la Liga en la temporada siguiente 1937-1938, lo que representaba su cuarto campeonato en seis años.

Y si bien las grandes estrellas fueron los ya conocidos Raúl Estrada, Camarena y Azpiri; “El Perro” Ortega, “Calavera” Ávila y Marcial Ortiz; Vicente “Chamaco” García, Tomás “Poeta” Lozano, Hilario “Moco” López, Julio Lores y Luis “Pichojos” Pérez, junto al llamado hermano menor, Horacio Casarín, varios de los jugadores de banca suplían con creces cuando eran requeridos.

Uno de estos elementos que si bien no eran titulares, lo hacían muy bien cada vez que se les requería, era Ricardo Gómez García.

Ricardo, es ni más ni menos que el último necaxista con vida de aquellos Campeonísimos. Con 96 años a cuestas, Ricardo, quien jugaba como mediocampista o centro delantero, era el suplente del “Perro” Ortega o de Marcial Ortiz al medio campo y adelante del mismísimo “Pichojos” Pérez.

Una de las grandes anécdotas que tiene que contar, es que tiene la dicha de ser uno de los titulares el día que el Parque Necaxa fue inaugurado aquel domingo 14 de septiembre de 1930, en el que el Necaxa derrotó a la selección mexicana 5-4. Aquel memorable encuentro con la siguiente alineación, quedó para la historia.

NECAXA

Ernesto Pauler; Tomás Lozano y José Sierra; Raúl González, Marcial Ortíz y Gumersindo "Sardina" López; Germán Díaz, José " Pepe" Ruíz, Rivera, Patiño y Ricardo Gómez.

SELECCIÓN

Oscar Bonfiglio; Manuel Rosas y Francisco Gutiérrez Garza; Benjamin Amézcua, Alfredo " Viejo" Sánchez y Felipe "Diente" Rosas; Hilario "Moco" López, Roberto Gayón, Dionisio "Nicho" Mejía, Juan "Trompito" Carreño Y Gabriel "Nacha" Alvarez.

Cabe mencionar que Ricardo apenas tenía ¡Trece años! Y ya tenía el peso de participar en la inauguración de un estadio. Lo que ocurrió es que ante el llamado de Luis Pérez a la selección –quien además ni siquiera fue tomado en cuenta para este partido- Ricardo fue requerido por el DT. Buscando de última hora entre las las divisiones menores, el que mejor jugaba era ni más ni menos que Gómez, por lo que con sorpresa para él, fue convocado para alinear ocupando el lugar de su ídolo, el conocido “Pichojos”.

Ricardo, sobrevivió a todos los ídolos, que se iban retirando o cambiando de aires y solo la desaparición del conjunto Necaxista en 1943, pudo lograr que buscara nuevos horizontes. Ricardo pasó al equipo del Oro, en Guadalajara, en donde finalmente se retiró.

Es, Ricardo Gómez García, “El último de los Mohicanos” de aquel Necaxa histórico de los años treinta. Recordado en este memorial de HistoriaFútbol® para no ser olvidado.

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