¿Qué significa andar en el Espíritu?

La Biblia dice que si andamos en el espíritu, y no satisfaremos los deseos de la carne. ¿Eso que significa?


 

“¡Andad en el Espíritu!”


Si andamos, entonces avanzamos. Uno va desde el punto A hasta el B. Para andar en el Espíritu, uno tiene que primeramente recibir el Espíritu, y el Espíritu del cual aquí se habla es el Espíritu Santo. El Espíritu Santo es una fuerza real, como la que vemos cuando una grúa levanta un contenedor de carga desde el barco hasta el muelle. Cuando recibes esta fuerza en tu vida, un nuevo día comienza; es el comienzo de un capítulo nuevo e inmensamente interesante en tu vida.

Sin embargo, pareciera que todos aquellos que reciben este Espíritu, solo quieren vivir en él y disfrutar como un niño que solo quiere jugar. Pero el Espíritu Santo no es un juguete. Es una ayuda para todo aquel que quiere obtener resultados en su vida Cristiana. Este Espíritu Santo tiene todas las buenas cualidades que te puedas imaginar. Te da la fuerza para soportar las mayores cargas y aflicciones. 

También te da una guía. Él conoce el camino que Jesús anduvo cuando estuvo en la tierra. Este es el camino que te aleja de todas las cosas dañinas y negativas, y te conduce a aquello que es útil y bueno para tú prójimo, y que te llena de alegría y satisfacción. Entonces eres completamente feliz. Es algo que todos a tu alrededor lo notan.

El Espíritu nos “recordará todo…” y nos dará poder

Adversidades en la vida tienen todos. ¿Quién no ha sentido en algún momento de la vida que “lo que está sucediendo es triste o no tiene sentido”? Por ejemplo, has perdido tu teléfono móvil, dinero o quizás un buen amigo; puede que algunos han murmurado de ti en la oficina; fuiste en busca de un buen trabajo y no lo encontraste. Ejemplos hay muchos. Pero si andas en el Espíritu, entonces ¿qué sucede? Claro, Jesús dice que el Espíritu Santo nos recordara todas las cosas que Él nos ha dicho. (Juan 14:26) Pero, ¿qué cosas son las que Jesús ha dicho? Leamos por ejemplo en Mateo 6:34, “Así que, no os afanéis por el día de mañana.” Preocuparse no es lo mismo que planificar el día de mañana, pero es la preocupación lo que oprime, y quita nuestra energía y felicidad.

El Espíritu nos recuerda acerca de lo que Pedro dice, “echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros” 1 Pedro 5:7. Cuando andas en el Espíritu, entonces estas palabras van directo a tu corazón y mente convirtiéndose en un pilar de fuerza, para decir “no” a todos los pensamientos que surgen y que quieren causar ansiedad. El Espíritu nos da fuerza del mismo modo que la grúa que levanta varias toneladas de peso desde el barco al muelle.

Un andar en obediencia

Andar en el Espíritu es ser obediente al Espíritu, a las leyes y mandamientos de Dios que el Espíritu nos recuerda en el momento que viene la tentación. Ser tentado no es lo mismo que pecar, sin embargo en el momento de la tentación tengo que tomar una elección. Cuando alguien te dice algo grosero y desagradable, todo el mundo sabe qué tipo de tentaciones se presentan: tomar represalias, o vengarse de una manera u otra. Si haces esto, entonces rompes el mandamiento de Dios. Esto es pecar. Pero, ¿qué dice el Espíritu Santo? “No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.” Si andas en este Espíritu, entonces vences en la tentación. Resuelves las situaciones de una manera positiva, de tal manera que te llenas de felicidad en lugar de destrucción producido por un efecto dominó.

Frutos del andar

Por el andar en el Espíritu, algo increíble sucede: lo que la Biblia llama los frutos del Espíritu comienzan a crecer en tu vida. Estos son el amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, entre otros. Gálatas 5:22. Tú, que antes estabas tan intranquilo, ansioso y con estados de ánimo irregulares, recibes un mejor “estado de salud.” Eres más estable y tienes la capacidad de crear paz a tu alrededor. Eres feliz y esto se convertirá en una parte natural de tu vida. La envidia hacia otros llega a su fin. 

Contrariamente ahora te alegras con los que se alegran. El amor hace que mis pensamientos se liberen de las exigencias infinitas del ego. Ahora pienso en los demás y en lo que podría ser bueno para ellos. La fidelidad se convierte en una parte de la personalidad. Todo lo que ahora dices y haces es de confianza. Te conviertes en un nuevo ser. Ya no es así como todos dicen: “Sólo somos humanos”, sino que algo totalmente nuevo ha llegado a tu vida, y ahora piensas y actúas de una manera totalmente diferente a la de antes.

Esto te hace un vencedor. Todas las cualidades crecen por un andar en el Espíritu, y te llevan al lado soleado de la vida.

Esta es la vida que Jesús vivió en la tierra y que tú como su discípulo también puedes vivir. Andar en el Espíritu requiere de práctica. En ocasiones las cosas pueden que no vayan bien, sobre todo al comienzo de una vida cristiana, sin embargo no hay que perder el valor o pensar que es inútil. En otra traducción llaman al Espíritu “El Consolador.” Nos consuela y nos da más audacia y valor cuando lo necesitamos. El Espíritu nos acompaña en nuestro caminar y nos da vitaminas justo cuando las necesitamos, si sólo amamos la verdad.

Está escrito en 2 Timoteo 1:7, “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.” Andad en el Espíritu y  tendrás una vida plena con muy buenos resultados. Esto no es una filosofía o una teoría.

Actualmente hay muchas personas que han experimentado esto, y que su entorno puede confirmar que es verdad. Ser llamado creyente, o ser miembro de una iglesia, religión o partido religioso no soluciona los problemas. Pero andar en el Espíritu resuelve tanto los conflictos internos como los conflictos con otras personas. Una vida u oferta mejor que esta no se puede encontrar.

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