Lastres Sociales


Amig@s por Conveniencia

En muchas ocasiones, nuestras habilidades sociales se ven sumamente mermadas no tanto por carecer de belleza, simpatía o don de gentes, sino debido a personas negativas y altamente tóxicas de nuestro entorno inmediato que nos impide disfrutar de nosotros y los demás, gente mala e interesada que podríamos calificar de “anti-carismáticas”, nos referimos a ellas como lastres sociales.

Y es un círculo vicioso que muchas personas sufren: tienen pocos o un amigo/a (EL amigo/a) alguien a quien conocen desde hace mucho tiempo y de los cuales depende toda su vida social.

Antes de profundizar más en el tema, lee detenidamente los ejemplos que vienen a continuación y analiza sinceramente si tú no estás sufriendo hoy día este tipo de situaciones con un posible lastre social:

1)-Salís juntos al lugar donde el otro quiere, y por supuesto os vais juntos de ahí cuando la otro persona decide. “Me estoy agobiando, vamonos ¿no?” "Vamos a esa discoteca, a ver si encuentro a …”

2)-Te critica cada vez que intentas mejorar tu vida social conociendo otras personas descalificándola. Para ella todos tienen un defecto u otro, y siempre encuentra un resquicio por el que atacar: su personalidad, su apariencia, sus costumbres…Ni que decir tiene que a ti también te critica cuando está con otros; “no me cae bien Juan, es demasiado…”
“no me digas que … te cae bien!”

3)-Escucha tus problemas y necesidad el tiempo justo para tener ocasión de exponerte su visión egocéntrica de su realidad, menospreciando todo lo que te pasa o vanalizando las cosas que para ti son importantes a favor de cualquier cosa suya:
“Eso no es nada, yo…”
“Así que ya estás mejor de tu infarto, esta bien, pues yo estoy ahora planeando mis vacaciones…”

4)-Sale con otras personas a escondidas cuando le conviene, mintiéndote o dándote esquinazo, y te hace sentir como un plato de segunda, como si fueses alguien con quien se está cuando no hay nadie mejor con el que quedar:
“Uy, no puedo ir de compras contigo…es que me duele la cabeza”
“¿Qué me viste tomando algo con Jorge?…Ah si!, es que luego me sentí mejor y claro, como era tarde decidí no molestarte llamándote…”

5)-Cuenta delante de tuyo anécdotas de tus fracasos más vergonzosos –nunca los suyos- siempre las peores y siempre las mismas, dando a los demás una visión distorsionada y parcial de ti y haciendo que el/ella quede siempre mejor que tú, quitándole importancia luego apelando a tu comprensivo “sentido del humor”:
“Pues una vez a este/a (tu) le pillaron en pelotas cuando….”
“!No te enfades! ¡lo he contado porque es muy gracioso! ¿es que no tienes sentido del humor”

6)-Suele pedirte favores constantemente, dinero, atención, objetos…siempre está visitándote y apropiándose de tu propia intimidad y a veces sientes como si fuese una especie de vampiro o agujero negro del que no puedes escapar. Si no accedes a sus demandas no duda en usar el chantaje emocional para salirse con la suya:
“¿No me dejas tu jersey favorito? Que mala amiga, ¡si tu tienes muchos!, pero no me enfado, si necesitas algo puedes pedírmelo igualmente”.
“Tu que ganas más dinero que yo, a ver si te estiras que dentro de 2 semanas es mi cumpleaños”.

Y es que en muchas ocasiones el peor enemigo es el que vive cerca de ti.

Los lastres sociales suelen ser personas inconstantes, con problemas para mantener relaciones sociales y sentimentales con los demás, generalmente enmascaran su actitud con una pose “rebelde” o “inconformista” y hacen gala de una gran inteligencia que es desaprovechada en autojustificar sus propios defectos y hacer responsables a los demás de todo ( sus padres, la sociedad, su educación, la vida).

La realidad es que en verdad no tienen motivos para mantener esas actitudes negativas. Suelen tener una vida cómoda y llena de opciones y son ellas mismas quienes escogen esa visión limitada de las cosas.

Pero ellos han escogido ser así, ¿qué escoges tu? ¿No crees que va siendo hora de levar anclas y zarpar hacia tu propio horizonte, y dejar de cargar con el ancla de este tipo de “amigos”?.

Fuente: Pagina caducada española.

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